Estreno de la semana

jueves, 15 de julio de 2010

Qué bello es vivir, en un pantano y temido por todos

SHREK PARA SIEMPRE
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Shrek, que sigue insuperada por sus secuelas, fue la primera cinta animada en ganar el Oscar en su propia categoría, recién creada en el 2001. Shrek 2 estuvo nominada pero, a pesar de ser una muy buena continuación de la historia original, perdió contra Los Increíbles. De Shrek Tercero ni siquiera quiero hablar. Fue un completo bodrio y una de las mayores decepciones que he tenido en el cine. Ahora llega Shrek Para Siempre, la cuarta y supuesta final entrega de la saga del gruñón pero afable ogro verde.

Con un giro a lo Qué bello es vivir, Shrek (Mike Myers) se encuentra más o menos en el mismo lugar de James Stewart, viviendo en una realidad alterna en la que él nunca existió, ya que hizo un trato con el engañoso Rumpelstiltskin (Walt Dohrn) para vivir un día como un ogro de verdad nuevamente, temido por todos y sin nadie que perturbe su privacidad. Así tenemos lo obligados encuentros graciosos con las versiones diferentes de Burro, Fiona y el Gato con Botas (Eddie Murphy, Cameron Diaz y Antonio Banderas, respectivamente).  Pero en el trato, Shrek debía dar un día para recibir un día. Al quitarle el día en que nació, Rumpelstiltskin logra adueñarse de Muy Muy Lejano (hay toda una historia en flashback al inicio que explica esto y resulta muy interesante). En fin, Shrek tiene 24 horas para convencer a Fiona de que le dé un beso o desaparecerá para siempre.
La animación no proporciona nada particularmente nuevo, tampoco la trama. Pero es agradable reír unas cuantas veces más viendo a Burro y al Gato desenvolviéndose con más soltura, no tan “en piloto automático” y explotados para entretener a niños de 6 años como en Shrek Tercero. Rumpel no es un villano tan entretenido como Lord Farquaad o el Hada Madrina, aunque se defiende con lo que puede. Me agradó el giro que le dieron al Flautista de Hamelin, pero de esos detalles hubo tantos en las primeras películas de Shrek que unos cuantos en ésta no basta, sobre todo si es que hablamos de EL final de la saga.

De todas formas, es difícil pensar en un mundo donde nunca existió Shrek. La primera cinta revolucionó en el tono y humor de las películas animadas. Referencias para adultos había en cantidades casi proporcionales con los chistes más simples que se dirigían a los niños. La animación podía ser subversiva, parodia y crítica de la cultura popular con mucho humor y sin tanta malicia como en South Park. Espero que, si hubiese una nueva secuela, se espere 10 años como con Toy Story, para que no sea solamente una nueva oportunidad de sacarle dinero al público con facilidad, sino para devolverle algo de dignidad y encanto a este ogro verde que se ha convertido en uno de los personajes más populares y queridos de la última década. Ése sería un verdadero final feliz para todos.     

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